La vibración del teléfono, tábano aleteando contra el laminado de la mesa del bar de la Shell, lo sobresaltó y lo volvió a sacar de la lectura. Los sobrecitos de azúcar y los vasos térmicos vacíos que se habían ido acumulando junto al suplemento deportivo de El Litoral, resaltadores y otros diarios sueltos formando un ecosistema alrededor del libro, temblequearon como en movimiento sísmico. Puteando mentalmente por la nueva interrupción, El Doctor pensó en Chile. En Chile hay terremotos, en Chile hay tsunamis, en Chile rige el Plan Estadio Seguro... Soltó el marcador naranja que usaba para subrayar las ideas que le parecían importantes, se arrellanó en la silla de plástico tratando de distribuir el peso para no sobrecargar las patas traseras, levantó el aparato, vio que lo estaban llamando desde la oficina y decidió no atender. ¿Cómo sería estar en política antes, cuando no había celulares?