lunes, 19 de febrero de 2018

Notas sobre la angustia del tesista


1. Hacer una tesis es un bajón. Hay que asumirlo como premisa. Frases acongojadas como “me quedó colgada la tesis” o “tengo que terminar la tesis” se escuchan y verifican por igual en las carreras humanísticas, grado o posgrado, en sus distintos niveles. Siempre.

2. A los objetos de investigación se puede llegar por tres vías: por criterios estratégicos de vacancia teórica, por criterios fácticos de familiaridad o por pregunta-problema. Pero si esta última fuese la manera, ¿cualquier pregunta es una pregunta-problema? Y en caso de que no, ¿cómo hace uno para darse cuenta?

3. Un testeo posible: si la pregunta no presupone su respuesta (paradigma Tití Fernández); si no se confunde con duda operativa (paradigma Tutorial); si no se reduce a pregunta retórica de periodismo ciudadano (“yo me pregunto…”); si no plantea supuestos falsos como punto de partida y si, además de estos cuatro indicadores, toca en algún punto algo del universo emocional deseante propio de quien se la formula, entonces es muy probable que estemos ante una buena pregunta-problema. 


4. La angustia tesista tiene componentes imaginarios y componentes subjetivos. Una cosa son las neurosis, las obsesiones, inseguridades, suposiciones de lo que se espera de uno, de lo que se espera de una tesis, las autopercepciones, las procastinaciones personales… Y otra cosa es el tipo de sujeto -solitario, padeciente y en falta- que la institución académica, subjetivante en sí misma, produce. Es a partir de los componentes subjetivos que puede hacer su trabajo un acompañante de tesis.

5. Un acompañante de tesis ofrece un trabajo integral en tres planos: plano técnico (normas de estilo y citado de bibliografía…) plano lógico (consistencia lógica del documento) y, de nuevo, el plano subjetivo: ese oficio de generarle una interlocución al otro, poblarle la soledad, registrarlo, hacerle de testigo. El plano que comanda a los otros dos es éste. Ese, el subjetivo, es el plano que los directores y los talleres de tesis de la institución por lo general no ofrecen.

6. Pero estábamos tratando de saber cuándo una pregunta es una pegunta problema. Nótese que el quinto elemento del testeo pone al objeto de la tesis en un nivel que es más el de las afecciones corporales que el de las vacancias teóricas al interior de un determinado estado de la cuestión al interior de una determinada área de conocimiento.

Por ejemplo la pasión. Tener pasión. Esto dicho con la menor intención de cursilería posible. Incluso con cierto pudor. Como sea: sin esa afección difícilmente pueda mantenerse una relación amigable con un objeto con el que se convivirá a diario cual concubinos, en el caso de los tesistas doctorales durante años.

7. El acompañamiento subjetivo, el tener una buena pregunta-problema y la presencia de algo medianamente cercano al universo deseante propio del tesista acotan la situación de angustia de hacer una tesis.

8. En la otra punta del dial está la hipótesis de la doble alienación. El sujeto académico se aliena respecto de su objeto de estudio cuando lo elige menos por criterios de deseo que por criterios fácticos o estratégicos. Con el tiempo no lo reconoce ni se reconoce en él. Como un extraño, su objeto cobra vida propia y se le termina volviendo en contra. Ese, el nivel Frankestein, es un primer nivel de alienación.

9. Segundo: el sujeto académico se aliena respecto de sí mismo como escritor, es decir como ser genérico, en tanto y en cuanto -salvo la firma- a menudo no hay nada de él, ninguna marca de singularidad en la que pueda reconocerse al leerse después en el texto. A tal punto suele ser impersonal, objetivista y reglado el género de escritura de paper. Algo similar le debe ocurrir a un periodista que trabaja en una redacción y tiene que publicar una noticia.

10. Son dos casos, el académico y el noticioso, de lo que llamamos escrituras mediáticas. Todo parte de una cuestión de concepción. A la escritura se la concibe como un medio transparente, neutro, que traduce y refleja algo que uno ya piensa o que ya trae de una experiencia que la prexiste; se la concibe así o bien se la concibe en sí misma como una experiencia, como un territorio de pensamiento. O sea, no como un lugar por el que hacer pasar cosas sino como un lugar en el que las cosas pasan. Y en todo caso eso que uno traía se completa, se transforma, se mueve.

11. Acá hay que hacer un rodeo: la novedad de lo que se conoce como paradigma de medios posmasivos es que el sujeto es ante todo un emisor. Queda en el lugar de la emisión y no en el de la recepción, como pasaba en el paradigma de los medios de comunicación de masas. Para estar en las redes, se nos pide que emitamos. El emisionismo adopta las formas de la opinión, del comentario, de la autopromoción, los estados del relatarse y la auto-transmisión, los géneros de la extimidad y las literaturas del yo.

Una tesis es en este sentido algo antinatural para la época. Una tesis implica vigilancia epistemológica sobre el propio decir, borramiento de la primera persona, carencia de feedback online y ausencia de publicación.

12. Al no haber consenso en el debate sobre la cientificidad de las humanidades, el grado cero de exigencia a un tesista es, de mínima, doble: el tesista no puede no dar cuenta de un estado de la cuestión; y el tesista no puede no desplegar niveles de reflexividad sobre su lengua. Lo propiamente tesista está en el estado de la cuestión y en la flexión sobre la lengua. En el emisionismo no hay meta-lenguaje. Emitir es lo contrario de hacer una tesis.

13. Hay operaciones necesarias para habitar un ambiente tecnológico hegemonizado por las formas-pantalla. Una tecnología es un soporte más un conjunto de operaciones. Linkear, googlear, abrir multi-ventanas, postear, mandar audios o escribir oralmente son algunas de las operaciones que constituyen el ambiente de los tesistas de grado. Una tesis es una tecnología alfabética. Implica un razonamiento de tipo lógico que implica operaciones que se riñen a contramano y chocan de frente.

14. Una tesis es hoy menos un hecho pedagógico que un hecho político. Se trata de un evento en el que se intersectan lógicas de carrera, relaciones institucionales de acreditación y relaciones personales de poder e intercambio. La lengua académica es una lengua de carrera y la de carrera es una lengua no tanto generalista como de especialización. Un cientista social especialista es llevado a ser experto de una partecita de lo social. Un cientista social de carrera es llevado a ser un médico.

15. Una tesis de posgrado postula siempre una relación entre dos variables, recortando un espacio y un tiempo al interior de un sub campo. Por eso lo que se tenga para decir va a ser siempre necesariamente breve. Si el académico es un discurso de la repetición, el del tesista es un arte de la estirabilidad: está en poder escribir, en una cantidad extraordinaria de páginas, distintos modos posibles de una relación entre dos términos.

16. Algunos consejos que también acotan la angustia del tesista: 1) escribirla en la propia lengua. Escribir una primera versión así y después tunearla de académica; 2) no escribirla nunca de cero. Ir escribiendo artículos para publicar, textos para leer en jornadas o enviar a congresos, capítulos para un libro… Son escrituras que funcionan como lianas. El montaje de esas partes después es la tesis. El académico es un discurso del ensamble. Lo propiamente tesista es la operación meta-lingüística de ligadura de las partes prescritas que se transforman en tesis; 3) de la pregunta “¿pero vos qué querés decir?”, quedarse con la parte del querer. No en el sentido de inteligibilidad (cómo se entiende eso que dijiste) sino en el sentido afectivo; a saber: de todo eso, ¿qué es lo que te gusta decir?, ¿cuáles de tus dichos son queridos? 4) inventarse una interlocución. Siendo que el género tiene evaluadores y no lectores… 

17. Por cierto: escribir una tesis es contar una historia. La historia que cuenta el tesista es la de la investigación que hizo. Su investigación. El relato que relata el tesista va y viene todo el tiempo articulando tres grandes núcleos narrativos: qué hizo (cómo, desde dónde); qué había hecho en ese campo; a qué resultados llegó. ¿A quién le cuenta esta historia? No confundir el lector empírico con el destinatario ni el interlocutor. El lector empírico en la academia va a ser siempre primero un evaluador. El interlocutor o el destinatario puede ser un par, alguien con quien no se esté en una posición de subordinación. Escribimos con y para los pares, no para los evaluadores. La evaluación es solo una instancia por la que pasa el relato. No es su sustancia.

18. Hay una naturaleza temporal y una naturaleza económica distinta para las preguntas-problema y las respuestas. Si las respuestas se sacan de encima, a las preguntas hay que sostenerlas y dejarlas estacionadas en el tiempo. Si las respuestas están en yahoo, a las preguntas hay que construirlas. Si las respuestas funcionan por adición (cuánto más se responde, más se sabe), las preguntas-problema operan por sustracción: cuanto más acotadas, mejor. Pero volvamos a las afecciones del principio, ya para ir finalizando…

19. El fútbol fue durante buena parte de mi biografía lo más personal que tuve y el enojo califica como pasión. Digo, como para retomar el quinto elemento del tester problemático. En efecto, en el capítulo introductorio de la tesis que escribí para doctorarme se puede leer: “esta tesis nació de un enojo y un… ”. Enojo para con el tratamiento como mínimo perezoso y estigmatizante del periodismo en lo que respecta al discurso que tiene sobre las causas y el funcionamiento de un problema como el de la violencia en los estadios. ¿Por qué, si todo era asunto de “los inadaptados de siempre”, se jugaban partidos a puertas cerradas e igual había incidentes? ¿Por qué, si “son siempre los mismos”, se daban hechos en lugares donde ni siquiera había barra brava? Tenía que haber algo más. No podía ser todo tan simple, tan repetitivo. Ese era el enojo inicial que impulsó a investigar y terminó siendo tesis. 

20. El amigo Gustavo Varela, por último, aporta otro ejemplo: “Me interesaba el tango. Tenía veinte años y quería saber sobre eso. Leía historias, anécdotas, escuchaba a las orquestas, etc. Yo tenía un área temática pero no una pregunta problema. En esas historias se dice que el tango nació en los prostíbulos y que después vino la letra, los versos de las canciones, y todo el éxito de esta música. Escuchaba las letras de los tangos y me parecían muy moralistas: la madre santa, la acusación a la mujer, la lealtad al barrio, el consejo todo el tiempo. Yo venía del rock, con esa música me crie. El tango, como les digo, me parecía muy moralista. Entonces me surgió una pregunta, razón de mi investigación durante varios años: ¿por qué, si nace en los prostíbulos, el tango es triste, nostálgico, de un fuerte espíritu religioso y tan moralista como ninguna otra música popular? Esa fue mi pregunta problema. Las respuestas que había no alcanzaban”.

21. Aporta otro ejemplo y una idea más. Para hacer una tesis es necesario volverse un paranoico: creer que todo lo que se ve, se oye o se lee tiene que ver con la tesis.


22. Pues cuando este polvorín finalmente explote y todo vuele por el aire, sobrevivirán, como restos fósiles entre los escombros, inmaculadas, hidalgas, prolijamente anilladas, anales de un país en ruina, las tesis doctorales.