1. Maradona suele ser mayormente hablado desde dos lugares: el tilingo-moralizante y el progresista-nostálgico. Si escuchar las voces representativas del primero genera enojo, la melancolía solemne del segundo deja un regusto a tristeza. Mientras las tías culturales se escandalizan por cómo, con sus modales de mal educado, nos hace quedar a los argentinos en el exterior, los poetas rioplatenses quieren hacerle decir a Diego todo el tiempo cosas contra la avanzada del neoliberalismo en nuestro continente. Ambas posiciones lo mediatizan. Y al postular una versión separada de sus potencias inmediatas, invisibilizan lo más interesante que genera el Diez: la alegría de verlo, la emoción y el placer estético que producen sus movimientos.
ficción cultural; ensayo práctico; guionismo humorístico; lecturalia; monólogo teatral; cosas que son muy largas o muy oscuras para las redes; texto en avance; todo salvo las publicaciones académicas; todo salvo las pastillitas rándom; todo salvo la narrativa zen y no hay lugar al que llegar; archivo 2012-2023 online
sábado, 10 de noviembre de 2018
martes, 21 de agosto de 2018
Diario de escritura, ciudad, generación y trabajo (III)
Escribir para no ser escrito. De acuerdo. En
principio, por las novelas familiares que nos hablan. Después -y sobre todo- por
los automatismos discursivos de la época. La que narra en nuestra familia es mi
abuela paterna. De mi mamá no sé casi nada. Mi madre se deja narrar. Es así en
la memoria. De boca de la rama materna de nuestra familia no recuerdo haber
escuchado historias…
El tío Leonardo echó a Rucci de su
estancia en el norte porque envalentonaba a los peones. El tío Tito atropelló a
un mendigo en la ruta, en Chaco. Era de noche, y cuando se bajó y vio lo que
había hecho, le dio tanta impresión que volvió al auto, agarró el volante y se murió
de un infarto. A mi abuelo Eduardo lo echaron de la gerencia de Acindar por ser
honesto. Nunca antes se lo había visto llorar. Fui el primero en descubrir que
mi mamá estaba embarazada. Tenía un año y medio…
domingo, 15 de julio de 2018
Diario de escritura, ciudad, generación y trabajo (II)
Por lo general pasa que me siento a dejar
pasar el tiempo en los bancos de las plazas. Que después entro, y leo, y me quedo
un buen rato en los bares. Que camino, sin demasiado rumbo planificado por los
barrios y las calles de la ciudad. Así suelen ser mis atardeceres. Si alguien
viera la secuencia desde afuera, seguramente no vería a un bohemio, ni a un flaneur
benjaminiano, ni a un errante ético, ni a un infiltrado en misión clandestina.
Tampoco vería a un situacionista en deriva peatonal ni a un romántico: vería,
simplemente, a alguien que está solo y que no tiene que ir a ningún lado.
miércoles, 6 de junio de 2018
Recomendaciones para leer (#Columna 6)
1. Volver de vacaciones se parece cada vez más a un split en
verano: lo apagás y al minuto ya hace calor de nuevo, no quedan marcas en el
ambiente ni en el cuerpo, como si nunca te hubieras ido a ningún lado. La subjetividad
split es contemporánea de esta otra afirmación: hoy no estamos en soledad
cuando nos quedamos solos en casa sino recién cuando salimos a la calle a hacer
alguna tarea. Esto es algo que podría decir Jonathan Franzen. O el compañero
Agustín Valle.
Por mi parte, lo pude
comprobar yendo a trabajar a Santa Fe, cada quince días, durante más de dos
años. Me la pasaba en autos o en reuniones, rodeado de abogados, funcionarios,
choferes y policías; y en tiempos en que la gestión del ocio es una ocupación
agobiante (dónde ir, cómo encontrarse, qué música escuchar, de dónde bajar los
subtítulos), cada viaje intensivo de esos resultaba liberador. Al contrario del
mini turismo, volvía renovado. Una fiesta del descanso por vía de la súper
agenda y la hiper-reunión. La esfera pública era un remanso.
viernes, 16 de marzo de 2018
Crítica Literaria
“El cuento minimalista tipo carveriano,
la crónica, ahora parece que el perfil. Por alguna razón, los géneros que se
ponen de auge suelen ser aquellos más bien reglables y mediados por un
componente de procedimiento. Por lo general, esos géneros tienen taller. A
diferencia de la novela, que tiene clínica. O del ensayo, que no tiene nada […]
La dolorosa declinación del ensayo en manos de los talleres literarios agrupados
junto a editoriales y oficinas de publicaciones en la zona de la ciudad
recientemente declarada Distrito Literario, prefiguraba los aires de
normalización, ordenamiento y fascismo vecinal que en la aciaga hora se
respiran” (Carta abierta enviada desde el exterior a los suplementos de cultura
de los principales diarios. No publicada).
“Tren, Remington, telégrafo. Onganía,
Levingston, Lanusse.Metrobus, Kevingston, canil” (Santas trinidades. Historia tecnológica
de la sumisión sometida. De la Patagonia rebelde a la cityde nuestros días).
“Un movilero de televisión, un estudiante universitario de ciencias sociales o un cronista becado por la Fundación Nuevo Periodismo; entran a un barrio, se acercan a un movimiento popular aunque por qué no a una villa, de donde extraen información para trabajo, sacan testimonio para nota, hacen entrevista; sin saber, sin acaso reparar, sin siquiera sopesar que así como los ven, que así como se van, están plantando, están sentando, están montando las bases de un modelo de desarrollo neo-extractivista en toda América Latina” (Viajeros, señoritos, soñadores. Cultura económica reciente en cono sur).
“Un movilero de televisión, un estudiante universitario de ciencias sociales o un cronista becado por la Fundación Nuevo Periodismo; entran a un barrio, se acercan a un movimiento popular aunque por qué no a una villa, de donde extraen información para trabajo, sacan testimonio para nota, hacen entrevista; sin saber, sin acaso reparar, sin siquiera sopesar que así como los ven, que así como se van, están plantando, están sentando, están montando las bases de un modelo de desarrollo neo-extractivista en toda América Latina” (Viajeros, señoritos, soñadores. Cultura económica reciente en cono sur).
lunes, 19 de febrero de 2018
Notas sobre la angustia del tesista
1. Hacer una tesis es un bajón.
Hay que asumirlo como premisa. Frases acongojadas como “me quedó colgada la
tesis” o “tengo que terminar la tesis” se escuchan y verifican por igual en las
carreras humanísticas, grado o posgrado, en sus distintos niveles. Siempre.
2. A los objetos de investigación
se puede llegar por tres vías: por criterios estratégicos de vacancia teórica,
por criterios fácticos de familiaridad
o por pregunta-problema. Pero si
esta última fuese la manera, ¿cualquier pregunta es una pregunta-problema? Y en
caso de que no, ¿cómo hace uno para darse cuenta?
3. Un testeo posible: si la
pregunta no presupone su respuesta (paradigma Tití Fernández); si no se
confunde con duda operativa (paradigma Tutorial); si no se reduce a pregunta
retórica de periodismo ciudadano (“yo me pregunto…”); si no plantea supuestos
falsos como punto de partida y si, además de estos cuatro indicadores, toca en
algún punto algo del universo emocional deseante propio de quien se la formula,
entonces es muy probable que estemos ante una buena pregunta-problema.
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