1. Hacer una tesis es un bajón.
Hay que asumirlo como premisa. Frases acongojadas como “me quedó colgada la
tesis” o “tengo que terminar la tesis” se escuchan y verifican por igual en las
carreras humanísticas, grado o posgrado, en sus distintos niveles. Siempre.
2. A los objetos de investigación
se puede llegar por tres vías: por criterios estratégicos de vacancia teórica,
por criterios fácticos de familiaridad
o por pregunta-problema. Pero si
esta última fuese la manera, ¿cualquier pregunta es una pregunta-problema? Y en
caso de que no, ¿cómo hace uno para darse cuenta?
3. Un testeo posible: si la
pregunta no presupone su respuesta (paradigma Tití Fernández); si no se
confunde con duda operativa (paradigma Tutorial); si no se reduce a pregunta
retórica de periodismo ciudadano (“yo me pregunto…”); si no plantea supuestos
falsos como punto de partida y si, además de estos cuatro indicadores, toca en
algún punto algo del universo emocional deseante propio de quien se la formula,
entonces es muy probable que estemos ante una buena pregunta-problema.