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jueves, 28 de septiembre de 2023

Últimos años

 

Este año volví a Saavedra. No iba desde el 2014. Aquella última vez no había sido para ir a un taller de dibujo sino para hacer encuestas en un Supermercado Chino. Tenía como compañero de trabajo a Leo, un veinteañero hincha de Vélez alto, muy alto. Cuando la jornada laboral terminaba, él se tomaba el tren para Florida y yo para Coghlan en el andén de enfrente. Ahí en Coghlan bajaba, caminaba unas cuadras para Belgrano R, cruzaba Monroe y llegaba al edificio en el que vivía, donde una banda parapolicial acribilló a un militante peronista, una noche del 74, en la calle Blanco Encalada.

martes, 19 de septiembre de 2023

Viaje al corazón del Estado**

 

La vibración del teléfono, tábano aleteando contra el laminado de la mesa del bar de la Shell, lo sobresaltó y lo volvió a sacar de la lectura. Los sobrecitos de azúcar y los vasos térmicos vacíos que se habían ido acumulando junto al suplemento deportivo de El Litoral, resaltadores y otros diarios sueltos formando un ecosistema alrededor del libro, temblequearon como en movimiento sísmico. Puteando mentalmente por la nueva interrupción, El Doctor pensó en Chile. En Chile hay terremotos, en Chile hay tsunamis, en Chile rige el Plan Estadio Seguro... Soltó el marcador naranja que usaba para subrayar las ideas que le parecían importantes, se arrellanó en la silla de plástico tratando de distribuir el peso para no sobrecargar las patas traseras, levantó el aparato, vio que lo estaban llamando desde la oficina y decidió no atender. ¿Cómo sería estar en política antes, cuando no había celulares? 

miércoles, 4 de agosto de 2021

Habemus tercer libro: Ficciones Culturales

Todos somos el campo. Pero el campo literario, o el intelectual, son otra cosa. Sus tranqueras, por invisibles, son más infranqueables, más sólidas. ¿Podrán sus contornos ser desafiados en clave paródica? ¿Habrá lectorxs para tal empresa? Falsas entrevistas, reportes de eventos improbables, acápites de libros imaginarios, un diario de escritor. Estas páginas traen alivio y preocupación, se dice en el prólogo a la presente edición. “Alivio porque el escaso celo ante los géneros libra a los relatos de los rigores del cuento. Preocupación porque aquello contra lo que se pelea es grande. Lo bueno, a pesar de todo, es que la risa tal vez pueda preservarnos cuando ese enemigo nos pase por arriba o cuando sus pedazos comiencen a desmoronarse”.... (Disponible en www.juansodo.com)




Habemus libro: La novela de la violencia en el fútbol

Este no es exactamente un trabajo periodístico ni un informe socioantropológico más sobre la violencia en el fútbol. Es, en todo caso, un libro sobre hacer un libro sobre la violencia en el fútbol.  O, si se quiere, un ensayo acerca de los lenguajes con los que se aborda el problema en Argentina y una exploración de otras maneras de contarlo. ¿Cómo hacerlo sin policializar –o sea, sin separar- lo futbolero (el hinchismo), lo académico (la especialización en el tema), lo laboral (un trabajo de asesoría) y lo biográfico? ¿Desde dónde hablar? ¿Cómo coser las texturas de la universidad y el estado con las de lo íntimo personal? Para interesados en el asunto así como en reflexionar sobre escritura, cuerpos y masculinidad... (Disponible en www.juansodo.com)


viernes, 19 de julio de 2013

Dos lecciones humorísticas

Se metieron con uno de los nuestros y ahora nos queremos vengar. Los comediantes daremos un gran golpe comando. Irrumpiremos encapuchados en una reunión del Alto Centro de Estudios Literarios Universitarios (ACELU) y tomaremos la oficina por sorpresa, en un despliegue celular perfecto y absolutamente insospechado, digno de milicia popular. A uno de sus integrantes le vamos a sacar los lentes de marco grueso y se los vamos a limar hasta que le queden finitos. A otro le vamos a hacer un collar carioca con el anillado de alguna tesis doctoral. A un tercero lo obligaremos a ver cómo le descargamos y le borramos todos los artículos del CVAR. Todavía no sabemos muy bien a quién le va a tocar cada cosa. Pero eso es lo que haremos, para amedrentar…

domingo, 19 de mayo de 2013

De armas tomar



Si no se saca los dedos de los oídos, mi comandante, dudo que vaya a poder tirar, dijo en medio de la cacería el comisario de Colón, quien, pese a mis explicaciones, seguía obstinado en llamarme así tanto como en verme disparar la escopeta.

jueves, 14 de marzo de 2013

Nubes amarillas naranjas


1. Tratar de dormir y de despertarse. Ir de la cama al escritorio. Nada más salir del monoambiente para las necesidades básicas. Despertarse y dormir.

2. En algún lugar de la ciudad, seguro dos hermanitos entran felices a su casa con la flamante pelota de cuero que en el supermercado acaban de comprar. Mientras se sirven Coca del freezer dejan la bocha quieta en el medio del patio. El gato que tienen como mascota se acerca entre tímido y curioso a husmear la nueva presencia. En eso, la pelota estalla y revienta en gajos. Los chicos salen alarmados por el estruendo y se encuentran con el suceso. Uno le echa la culpa al gato, que ha corrido disparado hacia los techos.

martes, 5 de febrero de 2013

Sólo para canallas


Una ciudad, un otoño que se vuelve invierno. Un profesor, un alumno y una correspondencia secreta a la que por fin accedemos…

domingo, 19 de agosto de 2012

Crónica de un sábado con El Ñato


Aunque charlar con él me fuera a servir para el guión, bajo ningún punto de vista tendría que haberle dicho que sí al Ñato. Y no porque los planes basados en el utilitarismo de personas suelan terminar mal, como si recibiésemos nuestro merecido por actitudes tan feas, sino porque lisa y llanamente El Ñato es de esos amigos que, de alguna u otra manera, siempre se las terminan ingeniando para meterte gratuitamente en sus problemas. O sea: ver al Ñato ya es en sí misma una invitación segura a terminar mal.

miércoles, 4 de julio de 2012

Propuestas artísticas para descomprimir el caos vehicular en la ciudad (#Columna del Doctor 1))


En Rosario se patentan cien nuevos autos por día y de un tiempo a esta parte sus calles se han vuelto intransitables. Puntos de la ciudad históricamente conectables en quince minutos pueden demandar hoy casi una hora. No queda calle que se salve del paso de hombre. Ni siquiera las más insulsas, Tres de Febrero por ejemplo, también conocida según un colega como “la Viamonte del microcentro”. ¿Qué hacer? En principio, salir de casa con mayor antelación. Y tener siempre un tranquinal a mano, cuestión de afrontar con paciencia verdaderas expediciones, hostiles travesías que entre otras cosas suelen incluir encarnizadas escenas de pugilato, situación en la que mejor tener más a mano un garrote que un tranquinal. ¿Pero qué más?