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miércoles, 4 de agosto de 2021

Habemus otro libro: Ensayos Prácticos

 

¿Qué es la auto-investigación a través de la escritura? ¿En qué sentido la introspección corporal puede ayudarnos a encontrar sobre qué escribir? ¿Por qué hacer una tesis es un bajón?  ¿Hay escrituras mediáticas, de rendimiento y de auto-conocimiento? ¿Cómo se explica que un docente no pueda percibirse como autor? ¿Por qué en un profesorado de geografía no ver comedia, humor gráfico o leer literatura? ¿Qué sería una risa política hoy? ¿Por dónde pasaría una crítica de la mediatización? Algunas preguntas con las que me fui encontrando para hacer ensayos mientras iba consiguiendo trabajos como capacitador, formador a distancia, tutor, tallerista literario, guionista de chistes, comunicólogo y profesor... (Disponible en www.juansodo.com)


sábado, 12 de septiembre de 2020

Veinte hipótesis sobre comunicación conectiva*


1. En el fondo, muy en el fondo, si algo demuestra la disyuntiva planteada entre economía y vida es que la economía, así como la conocemos, es algo que no tiene nada que ver con la vida. No al menos con la vida entendida como existir, que no es lo mismo que funcionar. Son dos lógicas distintas. Existir supone conflicto, inadecuación, tiempo muerto, incomodidad. Funcionar supone funcionar.
2. La novedad del sueño técnico, dice Christian Ferrer, es que el cuerpo vale ya no en nombre de ninguna interioridad a preservar o fortalecer sino como cosa en sí misma. Que rinde, produce y se concibe a la manera de las máquinas, articulando criterios progresivos de maximización y utilidad. Y si para la mentalidad técnica el cuerpo es máquina, ¿por qué no se iba también el lenguaje a maquinizar?
3. El poder para Foucault es productivo. Opera no tanto en lo que prohíbe como en lo que hace-hacer. El poder en el lenguaje para Barthes, igual. Está no tanto en lo que censura como en lo que hace-decir. La inercia poderosa del funcionar se refleja en nuestros días en la imposibilidad de desconectarse. Los automatismos discursivos y las inercias lingüísticas, por su parte, adoptan las formas del emitir.

jueves, 6 de agosto de 2020

Sobre la escritura, la vida y el rendimiento en las instituciones educativas

1. Escribir es cumplir. Eso es así. En los últimos años trabajé con docentes de secundario, estudiantes de posgrado e ingresantes universitarios y leyéndolos pude ir encontrando dos o tres problemas sobre los que podríamos inventar un espacio. Pero todo lo que se diga ha de ser dicho teniendo en cuenta esto: que la escritura en las instituciones educativas está asociada a tarea, proyecto, evaluación, examen, acta, prueba, entrega… Una práctica que queda siempre vinculada a algo más formal-administrativo que investigativo-personal.

2. Imagino a veces a mis cursantes como participantes de unas redes de contrabando. Los visualizo arriesgando su integridad al meterse en los precarios pasillos del spam virtual a buscar resúmenes de dudosa procedencia y mala calidad. No se trata de ponerse legalista ni moral, ya veremos que no. Sólo quiero contar, para empezar, algo que probé en un curso. Un razonamiento que tuve cuando entendí que el examen escrito presencial tradicional lo único que en el fondo logra, más allá de las buenas intenciones, es alimentar el mercado negro del pastiche y fomentar el tráfico de síntesis de segunda mano.

viernes, 11 de octubre de 2019

Sobre el humor político (o breve historia de la risa)

1. El humor televisivo hegemónico de los noventa era la burla. Nos reíamos del otro y esa otredad tenía dos grandes vectores. El otro era el ciudadano común al que sorprendíamos filmado en cámara oculta, jodita cómplice, broma telefónica o blooper (línea Video Match); o era el político profesional denostado por el ciudadano común a través de sus representantes fiscalizadores mediáticos (línea CQC). La legitimidad del humor de esta segunda vertiente estaba dada por el ambiente anti-corrupción de la fiesta menemista. La parodia Gran cuñado, confluencia entre la línea Pergolini y la línea Tinelli, sintonizaría unos años más tarde con el “que se vayan todos” delarruista, climax de la mal llamada anti-política. 

miércoles, 6 de junio de 2018

Recomendaciones para leer (#Columna 6)


1. Volver de vacaciones se parece cada vez más a un split en verano: lo apagás y al minuto ya hace calor de nuevo, no quedan marcas en el ambiente ni en el cuerpo, como si nunca te hubieras ido a ningún lado. La subjetividad split es contemporánea de esta otra afirmación: hoy no estamos en soledad cuando nos quedamos solos en casa sino recién cuando salimos a la calle a hacer alguna tarea. Esto es algo que podría decir Jonathan Franzen. O el compañero Agustín Valle.

Por mi parte, lo pude comprobar yendo a trabajar a Santa Fe, cada quince días, durante más de dos años. Me la pasaba en autos o en reuniones, rodeado de abogados, funcionarios, choferes y policías; y en tiempos en que la gestión del ocio es una ocupación agobiante (dónde ir, cómo encontrarse, qué música escuchar, de dónde bajar los subtítulos), cada viaje intensivo de esos resultaba liberador. Al contrario del mini turismo, volvía renovado. Una fiesta del descanso por vía de la súper agenda y la hiper-reunión. La esfera pública era un remanso.

lunes, 19 de febrero de 2018

Notas sobre la angustia del tesista


1. Hacer una tesis es un bajón. Hay que asumirlo como premisa. Frases acongojadas como “me quedó colgada la tesis” o “tengo que terminar la tesis” se escuchan y verifican por igual en las carreras humanísticas, grado o posgrado, en sus distintos niveles. Siempre.

2. A los objetos de investigación se puede llegar por tres vías: por criterios estratégicos de vacancia teórica, por criterios fácticos de familiaridad o por pregunta-problema. Pero si esta última fuese la manera, ¿cualquier pregunta es una pregunta-problema? Y en caso de que no, ¿cómo hace uno para darse cuenta?

3. Un testeo posible: si la pregunta no presupone su respuesta (paradigma Tití Fernández); si no se confunde con duda operativa (paradigma Tutorial); si no se reduce a pregunta retórica de periodismo ciudadano (“yo me pregunto…”); si no plantea supuestos falsos como punto de partida y si, además de estos cuatro indicadores, toca en algún punto algo del universo emocional deseante propio de quien se la formula, entonces es muy probable que estemos ante una buena pregunta-problema.