1. En
el fondo, muy en el fondo, si algo demuestra la disyuntiva planteada entre
economía y vida es que la economía, así como la conocemos, es algo que no tiene
nada que ver con la vida. No al menos con la vida entendida como existir, que
no es lo mismo que funcionar. Son dos lógicas distintas. Existir supone
conflicto, inadecuación, tiempo muerto, incomodidad. Funcionar supone
funcionar.
2. La
novedad del sueño técnico, dice Christian Ferrer, es que el cuerpo vale ya no
en nombre de ninguna interioridad a preservar o fortalecer sino como cosa en sí
misma. Que rinde, produce y se concibe a la manera de las máquinas, articulando
criterios progresivos de maximización y utilidad. Y si para la mentalidad
técnica el cuerpo es máquina, ¿por qué no se iba también el lenguaje a
maquinizar?
3. El
poder para Foucault es productivo. Opera no tanto en lo que prohíbe como en lo
que hace-hacer. El poder en el
lenguaje para Barthes, igual. Está no tanto en lo que censura como en lo que hace-decir. La inercia poderosa del
funcionar se refleja en nuestros días en la imposibilidad de desconectarse. Los
automatismos discursivos y las inercias lingüísticas, por su parte, adoptan las
formas del emitir.