1. En
el fondo, muy en el fondo, si algo demuestra la disyuntiva planteada entre
economía y vida es que la economía, así como la conocemos, es algo que no tiene
nada que ver con la vida. No al menos con la vida entendida como existir, que
no es lo mismo que funcionar. Son dos lógicas distintas. Existir supone
conflicto, inadecuación, tiempo muerto, incomodidad. Funcionar supone
funcionar.
2. La
novedad del sueño técnico, dice Christian Ferrer, es que el cuerpo vale ya no
en nombre de ninguna interioridad a preservar o fortalecer sino como cosa en sí
misma. Que rinde, produce y se concibe a la manera de las máquinas, articulando
criterios progresivos de maximización y utilidad. Y si para la mentalidad
técnica el cuerpo es máquina, ¿por qué no se iba también el lenguaje a
maquinizar?
3. El
poder para Foucault es productivo. Opera no tanto en lo que prohíbe como en lo
que hace-hacer. El poder en el
lenguaje para Barthes, igual. Está no tanto en lo que censura como en lo que hace-decir. La inercia poderosa del
funcionar se refleja en nuestros días en la imposibilidad de desconectarse. Los
automatismos discursivos y las inercias lingüísticas, por su parte, adoptan las
formas del emitir.
4. Llamamos
emisionismo a todo ese conjunto de mensajes,
signos, ondas, señales visuales, textuales y sonoras que emitimos
constantemente para mantenernos laboral, subjetiva y económicamente productivos.
Formas que operan menos con los criterios orgánicos del querer-decir que con los criterios mecánicos del postear, el
responder, el opinar, el comentar, el auto-promoverse o el compartir.
5.
Algo más: todo poder siempre engendra una falta. La falta hoy se manifiesta de un
modo doble. Por un lado, como deuda corporativa en nuestras plataformas,
aplicaciones y pantallas. Hace mucho que no actualizas tu foto de perfil… Por
otro, como deuda subjetiva propia del desfasaje que plantea Bifo entre la
capacidad exponencial de los emisores digitales y la capacidad finita de los
receptores orgánicos.
6.
La limitación biológica de nuestro cerebros, ojos y oídos, ese nunca poder
llegar a procesar todo lo que en la mediósfera generamos instala la sensación
de que siempre hay algo que no llegamos a ver, a leer, algo de lo que tal vez
no nos estamos enterando y nos podemos perder. Sensación soporte, por qué no, para
el hombre endeudado (Paula Sibilia) y
la sociedad del cansancio (Byung Chul
Han).
7. La
mediósfera está hecha de una convergencia entre distintas materialidades (pantalla, papel, sonido), temporalidades (lo vivo y lo periódico, el directo y el grabado),
tecnologías de la palabra (oralidad y escritura), resonancias y predisposiciones, prácticas de producción y consumo
de contenidos, broadcasting y podcasting, posiciones
de interacción y expectación, mediaciones e hipermediaciones.
8. En
la propia materialidad de un objeto está cifrado su sesgo, su predisposición.
Por su bajo umbral sensible, las palabras escritas en papel -signos negros
sobre fondo blanco- no son algo especialmente atractivo de ver. Si las miramos
es por las ideas que viajan en ellas. Su sesgo va tender siempre hacia lo
intelectual. Por tener luz en cambio, colores, sonidos y movimiento las
pantallas estarán predispuestas a lo espectacular.
9. ¿Qué
escena corporal supone la conexión
con un determinado aparato? ¿Cómo está el cuerpo en esa escena? ¿Quieto o en
movimiento? ¿Solo o acompañado? ¿En silencio o no? ¿Teniendo que prestar atención
exclusiva o pudiendo hacer otras cosas mientras tanto? ¿Siendo más interpelado en
sus capacidades crítico-reflexivas o en sus fibras pasionales-afectivas? ¿Haciendo
qué operaciones para conectarse?
10.
¿Qué modificaciones introducen los aparatos de la mediósfera en el entorno?
Entorno en un sentido concreto (la hipertelevisión,
por ejemplo, generó una disgregación de “la familia reunida frente al
televisor”) pero también en un sentido metafórico. Los neologismos, las nuevas
palabras son parte del entorno modificado. Spoilear, googlear, linkear no
existían previo a una determinada práctica mediática.
11.
¿Qué grado de resonancia irradian? Una vez que nos habituamos a percibir la
vida a través de un medio, seguimos percibiéndola a través de ese medio aún su
ausencia. Ejemplo: una vez que incorporamos la escritura, empezamos a
estructurar nuestro pensamiento y nuestra expresión a la manera de la
escritura, que como tecnología, como matriz mental, sigue resonando también
cuando hablamos, no solo cuando estamos escribiendo.
12.
Para Mcluhan todo medio extiende y contrae algo. Estimula y atrofia.
Desarrolla a la vez que empobrece algo. Ese “algo” puede ser una parte del
cuerpo, un sentido, una función o una destreza cognitiva. Los aparatos
contemporáneos son máquinas de des-presentificación,
dice Valle. Aumentan la posibilidad de acceso al mundo a la vez que
disminuyen nuestra capacidad de estar en las cosas.
13.
Aumentación y disminución, pérdida y ganancia. En esa clave de ying y yang
mcluhaniano podríamos pensar a los objetos de la comunicación conectiva en la actual mediósfera. Desde Twitter a Tik Tok, de Instagram a Zoom, los memes y los fake
news, Twich, los videojuegos, Tinder, Youtube y Netflix, desde las cámaras
fotográficas hasta las aplicaciones del llamado capitalismo de plataformas.
14.
La formación recibida en carreras de comunicación pensaba la crítica para
un paradigma de medios tradicionales. Tenía una impronta fuertemente
instrumentalista, contenidista y denuncista. La verdad todavía era un valor. Si
los medios eran instrumentos productores de contenidos que se pretendían neutros
pero que en realidad estaban al servicio de intereses dominantes, entonces la
crítica pasaba por develar la falacia.
15.
¿Pero qué pasa cuando los medios constituyen nuestro ambiente, el líquido
amniótico que habitamos? ¿Dónde queda la crítica cuando los que generan mensajes
ya no son sólo los medios tradicionales o los especialistas a través de sus
instrumentos sino cualquiera del nosotros colaborativo? A su vez, ¿qué pasa
cuando el emitir es inherente a lo que la época nos hace hacer para mantenernos
productivos y rendir?
16.
¿Sigue siendo disruptivo limitar la postura crítica a denunciar las mentiras de
Clarín? Si la resonancia de un medio no moldea tanto el qué pensamos y decimos como el cómo
pensamos y lo decimos, aparte de argumentar en contra de lo que dijo Leuco, ¿no
se insinúa como potente encontrar también maneras de sustraernos de las lógicas
de la opinión y el panelismo en nuestras vidas cotidianas?
17.
Dos tentaciones. Una, el moralismo de
la argumentación: a la habladuría sin argumentos del otro oponerle el peso
de los fundamentos, las pruebas, la verdad, los documentos y pretender que eso,
propio de una epistomología alfabético-letrada, siga teniendo una validez
superior. Otra, el productivismo de la
contra-información: ¿y si el problema estuviera justamente ahí, en la
información?
18.
¿Cómo interpela este panorama a las redes de colectivos y espacios autogestivos
que vienen sosteniendo prácticas de comunicación comunitaria? ¿Qué balance
hacer desde ahí hoy? ¿Habría posiciones y activismos posibles más allá de las
figuras del regulacionismo (materializado
en la truncada Ley de medios), la protección de los datos, el llamado a la
desconexión o la liberación del algoritmo?
19.
Como especie hemos tomado conciencia de los peligros que nos amenazan,
escribe Herzog. Comprendemos por ejemplo que el poder nuclear entraña un
peligro real para la humanidad. La falta de un imaginario adecuado, dice, es un
peligro de igual magnitud. ¿Qué les hemos hecho a nuestras imágenes?, ¿qué les
hemos hecho a nuestros paisajes degradados? Si no desarrollamos imágenes
adecuadas, afirma, nos extinguiremos como los dinosaurios.
20.
Si algo tiene la sobreproducción de imágenes maquínicas es que saturan la
imaginación. Inhiben la capacidad de generar imágenes propias, orgánicas,
autónomas. Si la imaginación de una vida no-capitalista ya venía estando
bastante cancelada, el loop de la pandemia exacerbó esa obturación. ¿Cómo sería
vivir de otra manera? Para la crisis global que viene, ¿son las imágenes un
campo de batalla?
(* En interlocución con el Colectivo Mil Faros)
(* En interlocución con el Colectivo Mil Faros)