jueves, 3 de abril de 2014

Memorias de un militante


La noche va a ser larga y tendré que entretenerme con algo. Mientras dure la batería, y la luz del celular me alumbre la libreta de anotar precios, repasar cómo llegué hasta acá, a este supermercado, a lo mejor sea una buena idea… Empecé en el centro de estudiantes de la Facultad, como casi todos los que estamos en esto. Me acuerdo de la vez que quisimos secuestrar al decano a la salida de su casa. Fue un fracaso total esa operación. Hubo que abortar la misión. No teníamos donde dejar atadas las bicicletas...

En la Federación, el espacio en el que pasé a militar después, si bien no tanto como ahora, las cosas se hacían de un modo más serio. Era todo más profesional. Hasta diría que incluso demasiado. Un exceso de rigurosidad en ciertos casos. Todo bien con tomar recaudos, con ser precavidos y estar atentos a las medidas de seguridad, pero eso de ir tabicados a las reuniones era un poco mucho, me parece. Además, nos dispersábamos. Nos perdíamos. ¿Cómo hacés para ir caminando solo, con una venda, desde tu casa hasta el local partidario? Uno una vez se llevó puesto un semáforo. Cruzar la 9 de Julio era complicado… 
Igual ojo, esto no quiere decir que hoy todo sea color de rosa. En la actualidad también hay compañeros que se pierden. Pasó el día que ganamos con el 54%, sin ir más lejos. Nunca vi tanta gente en la Plaza. Parecía una ciudad adentro de otra. La marea de gente te arrastraba para cualquier lado. Varios compañeros se desencontraron. A tal punto que a muchos no los volvimos a ver por un tiempo. El bombista de la seccional Avellaneda apareció a los tres meses en la terminal de Pacheco…De la Federación pasé a los frentes de izquierda parlamentaria. Empecé de a poco y de abajo, hasta que llegué a ser responsable del diseño gráfico de afiches y volantes. Pero enseguida me harté. El armado para las legislativas fue insufrible. Idas y vueltas. Alianzas. Negociaciones. Todos los días un cambio. Una tarde éramos el FREJUNDE. Estaba a punto de cerrar y mandar todo a imprenta cuando me avisan que los de Dignidad Emancipatoria se habían abierto pero que habíamos cerrado con el Polo Obrero. Entonces pasábamos a ser el FREJUNPO y tenía que hacer todo de nuevo. Después fuimos el FREJUNPOLAR. Pero ahí nomás se produjo una división interna y nos escindimos en el FREJUNPOLAR 13 de octubre CN y el FREJUNPOLAR 14 de octubre CNN… 
Como el canal de televisión. Y eso fue lo que me remitió al tema de los medios hegemónicos que se estaba empezando a discutir en aquel momento. Y de ahí a lo de Clarín, que era el emblema local de los medios concentrados. Así fue que hice el clik. Tomé conciencia de la magnitud de lo que estaba en juego y decidí acercarme y sumar mi aporte a este movimiento popular comenzando otra vez a hacerme un lugar de cero… 
Juré. Juré lealtad la Conducción. Lo juré por la liberación de Palestina, por nuestros maestros, por la expropiación del Bauen, la eliminación de los parquímetros y las retenciones a la minería. Juré por los presos políticos, por el retiro de tropas de Afganistán, los jubilados y los combatientes de Malvinas. Juré por la concentración de la riqueza, y por la desconcentración, esos chicos que están todo el día con el teléfono y no prestan atención en la escuela, por la apertura de la paritaria docente y la ruptura de contratos leoninos con las principales empresas de telecomunicación… 
Llamar a alguien de mi seccional, a esta ahora, sería un papelón. Sería como retroceder etapas a la primera época. Y un militante de este modelo no puede permitirse ningún nivel de improvisación. Más cuando está abocado a una tarea como ésta de semejante envergadura contra el capital trasnacional concentrado… 
Me tocó ocuparme de relevar precios cuidados en un Chino. Son terriblemente violentos estos orientales a la hora de defender su negocio, así que me tuve que esconder atrás de la góndola de los lácteos. Pelean por lo suyo como fieras. El problema es que nunca pude salir y ahora los tipos cerraron. Pero bueno, al menos no voy a pasar frío. Como son los chinos, seguro que en algún momento de la noche se apagan las heladeras.