sábado, 26 de julio de 2014

Periodismo autoreferencial

Uno de los Doce Apóstoles de Sierra Chica se hizo evangelista, tiene una enfermedad terminal y quiere irse sin remordimientos de esta vida. Hace entonces algunos contactos y pacta con un importante medio una nota en exclusiva. Le van a mandar un periodista a la cárcel. Lo que el Apóstol no tiene manera de saber, claro, es que le va a terminar tocando en suerte uno formado con el “método Vignolo” de comunicador protagonista. 


(En la sala de visitas, a solas, se enciende el grabador)

 APOSTOL: Bueno, estaba necesitando tener la oportunidad de hablar…

PERIODISTA: Y yo creo muy necesario difundir su testimonio

A: tener la oportunidad de decir algunas cosas…

P: difundirlo, pero no tanto por mí como por la gente

A: de expresarme tranquilo, ser escuchado sin ser juzgado…

P: porque en definitiva yo no soy más que un vehículo entre los protagonistas y la gente. Qué lindo, qué lindo es volver a verte gente

A: quisiera que mi verdad sea la de esta nota, no la del tribunal…

P: la gente como usted, como yo, como cualquiera que se levanta todos los días y sale a trabajar. Créame que soy un tipo como cualquier otro, con la diferencia de que el destino me puso hoy acá con un micrófono

A: del destino. Del destino de algunas personas que pasaron por acá adentro precisamente quería hablar…

P: esta suerte del destino que me trajo hasta acá y me pone ante tamaña responsabilidad, qué lindo, qué lindo es volver a verte responsabilidad

A: contar lo que hicimos en el motín del noventa y seis, que se sepa la verdad, ya va siendo hora, por respeto a las familias y a los seres queridos de esas personas…

P: la responsabilidad de estar en el lugar de los hechos y de llegar a cada uno de sus hogares

A: (…)

P: hogares de los cuales usted en su casa nos abre las puertas para permitirnos entrar día a día

A: (…)

P: tratando de ser lo más diversos posibles en la pluralidad de voces, de hacerle llegar todas las campanas, las distintas versiones

A (…)

P: y su versión de los hechos, señor Apostol, es una de las menos escuchadas, por eso la necesidad de difundir su testimonio, y el valor periodístico que tiene esta nota, qué lindo, qué lindo es volver a verte nota

A: Por eso justamente le repito lo que acabo de decir: contar lo que hicimos en el motín del noventa y seis, que se sepa la verdad, ya va siendo hora, por respeto a las familias y a los seres queridos de esas personas…

P: valor periodístico para la gente, que a través de este humilde servidor, de este agradecido a la profesión, va a tener la oportunidad de conocer su palabra

A: (…)

P: pero también entiendo su situación, todo lo que se juega, silencios guardados durante tanto tiempo

A: (?)

PE: créame que lo entiendo, me pongo en su lugar y no debe ser fácil hablar

AP: (?)

P: para nada fácil, créame

A: (…)

P: hablar ante este laburante como todos, con sus virtudes, con sus errores

A: (…)

P: créame que es totalmente comprensible, mi amigo, no tiene nada que reprocharse

A: (…)

P: no tiene nada, pero absolutamente nada que reprocharse si ahora prefiere no hablar…

 

(Resignado a que el periodista vaya a seguir hablando solo, impotente ya, el Apostol de Sierra Chica saca un revolver y se pega un tiro en la garganta)