Venía todo bien. Hasta que empezamos a tener problemas con el campito venía todo bien. Campito le decimos nosotros al terreno que está al lado de donde funcionó la primera sede social del club, ¿vio?, ahí en el paso a nivel. Casi no se usa ese terreno. A veces lo usan los pibes de la prenovena, pero muy cada tanto. Le decía: ahí fue cuando el asunto se empezó a complicar. Es más: estoy seguro de que si no fuera por eso del campito yo no estaría hoy acá, porque venía todo bien la verdad. Si no fuera por eso nadie se habría dado cuenta de nada y usted ni se enteraba…
Ficción cultural; ensayo práctico; guionismo humorístico; lecturalia; monólogo teatral; cosas que son muy largas o muy oscuras para insta; texto en avance; todo salvo las publicaciones académicas y las clases; todo salvo los cuadernos, las pastillitas, las cosas perdidas y no hay lugar al que llegar; archivo 2012-2025 online
viernes, 27 de julio de 2012
jueves, 19 de julio de 2012
Crónica de un fin de semana en familia
El fin de semana pasado vinieron mis padres de visita. Estando con ellos me di cuenta que me cansé de ser hijo. Así que esto no va más, se terminó y esta vez va en serio. Llegué a una conclusión: antes que ser hijo prefiero tener un hijo. Y antes que andar pagando cuatrocientos ochenta pesos por sesión para reconstruir el vínculo que mantengo con mis padres prefiero ser padre. Y listo, punto y aparte.
miércoles, 4 de julio de 2012
Adoptiva
¿Te
das cuenta papá?, ¿te das cuenta de que al final está todo armado alrededor de
la mentira y el engaño? Sí, ya sé, no me digás, ya sé que toda familia es hipócrita
y esconde sus secretos, que una cosa es lo que se ve y otra muy distinta es lo
que pasa de puertas para adentro. Pero a mi qué me importan las falsedades de
los demás. Aparte eso no es justificativo de nada, a mí no me sirve como
consuelo… Qué perdón ni perdón, por qué no te ponés un poquito en mi lugar:
imaginate que llevás una vida de años y de repente un buen día te enterás de
que no sos la persona que siempre creíste ser, ¿vos cómo te sentirías?, decime,
a ver, ¿cómo te sentirías?... Vos sabés que yo les agradezco de corazón todo lo
que hicieron por mí desde que decidieron traerme, y hasta puedo entender que a
su manera hayan intentado protegerme, pero ¿por qué tardaron tanto en decirme
la verdad?... Por mi bien un carajo, ¡¿cuánto tiempo más iban a esperar papá?!
Y no me pongás esa cara. Y miráme a los ojos cuando te hablo. Porque la que no
va a poder mirar más a nadie acá soy yo: ¿qué van a pensar en el barrio cuando
se enteren de mi verdadera condición? ¿Con qué cara digo yo en la Facultad que
no soy hija de desaparecidos, como ustedes me contaron desde chiquita?... Andá papá, dejame sola, andá. Ahora no tengo
ganas de escuchar ninguna historia. No, ahora no quiero saber de quién soy
hija.
Propuestas artísticas para descomprimir el caos vehicular en la ciudad (#Columna 1)
En Rosario se patentan cien nuevos autos
por día y de un tiempo a esta parte sus calles se han vuelto intransitables.
Puntos de la ciudad históricamente conectables en quince minutos pueden
demandar hoy casi una hora. No queda calle que se salve del paso de hombre. Ni
siquiera las más insulsas, Tres de Febrero por ejemplo, también conocida según
un colega como “la Viamonte del microcentro”. ¿Qué hacer? En principio, salir
de casa con mayor antelación. Y tener siempre un tranquinal a mano, cuestión de
afrontar con paciencia verdaderas expediciones, hostiles travesías que entre
otras cosas suelen incluir encarnizadas escenas de pugilato, situación en la
que mejor tener más a mano un garrote que un tranquinal. ¿Pero qué más?
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