La vida es caminar por la calle principal de una
ciudad balnearia en invierno.
Te siguen los perros
Se apaga el cigarro
Los postigos de madera se golpean a tu paso
Planea entre la bruma la túnica que el viento le
voló a un espectro…
Y de repente, entre lo percudido del vidrio de una
rotisería muerta, yerta hasta diciembre declarada en siesta,
tu corazón se detiene.
Refregás tus ojos
Acercás la ñata y lo ves:
Mezcla de verruga y polizón,
un pollo al spiedo.
Uno solo. Solito exhibido, ahí, en ese escaparate
dormido
Te mira perdido, como congelado en el tiempo
Estalactitas de grasa penden de su cuerpo…
Y vos, poeta, poeta y cantor de Buenos Aires, vos, montgómery
de arena, que sabés de abandonos y desolaciones mejor que nadie, en el único
bar que encontrás abierto colgás el peso del abrigo, te aclarás la
garganta, tosés un puchito y entonás estos versos:
Un pollo al spiedo
Solo en la vidriera
Alguien que lo gire
Alguien que lo dore
Alguien que lo quiera
Un pollo al spiedo
Él está perdido
Alguien que lo abrigue
Alguien que lo adobe
Al pollo aterido
Los busca
Se han ido
Dónde es que están todos
Un pollo al spiedo
Un pollo al olvido
Los
busca
Se han
ido
Dónde
es que están todos
Un
pollo al spiedo
Un
pollo al olvidoo
[Aplausos]
[Ovación cerrada]
[Estruendo de
aplausos]
[Estruendo: ha caído
el perchero]
Se acerca el dueño:
— No se preocupe mi
amigo, son solo cinco mil pesos.
2. QUÉ GUITARRA ÉSTA
(MILONGA DEL PESIMISMO)
Oh, qué guitarra ésta
oh, qué guitarra ésta
La más dulce
de Floresta…
Entona loa, vitorea arenga
muchachada que pasa en chata te saluda
Son del oeste, más que
seguro
Él, retribuye:
ligero movimiento
descendente de pera, mirada al piso, la mano alzada
Gardel y de pera
Suficiente
— ¡Cómo
lo reconocen, epa cantor! — agranda los ojos carasucias, el pecho huérfano inflado
de admiración Tomasino, niño patero y canillita.
De los cien barrios porteños,
ya es el cantor de uno
Puede ir tachando.
Suele acompañar a
Tomasino en su reparto
Ni bicicleta tienen
Ni padre ni tutor
Sí un exigente
encargado
Por Juan B Justo hasta
el fondo meta alpargata lo más probable es que le meten
Hay tiempo para los
saludos de reconocimiento al paso desde el caserío y los potreros italianos:
“Tomasino, pisa la uva, en un baño de sangre!!”
Hay tiempo para las
preguntas
Las cuadras son largas
ahí
— Usted, cantor, ¿qué
era a mi edad?
— A tu edad yo era chango
— ¿No extraña a su
mamita?
— Muchísimo
— ¿Y a su enamorada?
— Tremendamente
— ¿Diría que las
mujeres son más graciosas que nosotros?
— Definitivamente
— Cuando ya no se
puede hablar, ¿sólo nos queda cantar?
— Exactamente
— Qué se le viene
primero, ¿la letra o la música?
— La canción
— ¿En qué momento,
cantor, como sociedad dejamos de confiar en la literatura?
— Después de la última
dictadura.
— ¿Qué expectativas
tiene respecto de para la humanidad un venturoso futuro mejor?
—Ninguna
— ¿Y respecto de las
próximas elecciones?
— Tampoco
— ¿Lloverá esta noche,
con la fuerza diluviana, lavativa de gangrenas y otras heridas del alma,
amanecer gris ocre, como a usted le gusta, mejorando en la mañana?
Soy pesimista
a ese respecto
Y a otros respectos
soy pesimista
Poco potentes
los sonrisones
No interesantes
los buenaondistas
Soy pesimista
a ese respecto
Y a otros respectos…
cuentapropista
—¡¡Bravo cantor, bravísimo
bravo!! —apoya Tomasino la pila de diarios para aplaudir orgulloso a su
admirado mayor
En eso dobla cerca un
colectivo lleno que va al centro, bólido que arremolina para que en la succión
un par de ejemplares levanten vuelo y vayan a posarse sobre las aguas del
arroyo Maldonado, desatando el estrépito de propios e italianos…
— Tomasinoo, pisa la
uva, cuando se entere el encargado!!
[Risas del vecindario]
[Circulo se va
cerrando sobre la cara de Tomasino, que se agarra la frente]
[Funde a negro]
3. CANCIÓN DEL
NAUFRAGIO
Estaba el cantor
ocarino, jilguero en el mecer de aguas del delta panorámico en una tarde de
retiro inmobiliario, cuando los vientos contenidos liberados desbocados por la
noticia de apertura del mercado cambiario interrumpieron su remanso ambarino,
enloqueciendo el control de su balsa, huracanándola río arriba, arremolinando
su destino hasta encallarla en un banco de arena a la altura de la Villa del
Rosario
Retrocede casilleros,
el ocantor.
Si se encalla el cantor
Se encalla la vida
En cayac pasó un rubio
intentando escapar de un cardumen de raya.
La humedad comenzaba a
desfondar la madera balsa cuando la amigable tripulación de un pesquero galés
por fin avistó y rescató al cantor ex-escritor empatizando de inmediato, coronando
el camaraderío ya en tierra firme con rondas de canillas de brindis chocantes de
jarras de cervezas en una oscura taberna vasca del arrabal portuario.
Cantos de marineros en las pampas
Pam Pam
Cantos de marineros en las pampas de
falopioo
Grano siembra trigo silo bolsa para acopio
Dos borrachines
parroquianos levantaban temperatura, se embrutecían y se iban a las manos por
el control de la rocola
— Poné la trova, poné
la trova
— No pongo nada, no
pongo nada
— Poné la trova, no
seas canuto
— Ahorrate esputo, la
trova me la soba
Volaba cachetada que
esquivada iba a parar a un tercero
Sopapo y Milanesa
Parecía número de
clown.
Afuera los galpones de
mercadería aduanera finalmente se abrían y la plebe se amuchaba a cuchichear el
espectáculo de importados:
Heladeras
Golosinas
Materiales para
prótesis e implantes dentales
Panes de tierra
Ladrillos para la
construcción
Perchas de madera
Shampoo para cabellos
grasos.
El cantor se acomodó el
jopo y aprovechó el tumulto para retirarse.
Los galeses lo acompañaron
a la puerta
Goodbye singer
We'll miss your guitar
And we'll miss your fingers
— Adiós guapo -dijo
una prostituta, ya que estaba- si no tiene donde pasar la noche conozco una
casa de burlesque siguiendo por el empedrado
Él, ligero movimiento
descendente de pera a la madama, porque el respeto y la consideración ante
todo.
Caminó entre humedades
La luna volvía lácteas
las aguas
Quiso ser jilguero,
pero como un chicle globo el silbido se le pegoteó en el aire espeso.
4. LA CASITA DE LOS VIEJOS (TANGUITO DEDICADO)
Oh, vamos
a volver
A volver,
a volver…
Y la
crecida de las aguas rivereñas del modelo agropecuario sepultando márgenes
desorientó al cantor jangadeiro que de repente se había vuelto para el otro
lado.
Vuelvo al nortesur, como se vuelve siempre al
amor
En el
norte, jeje, no tanto reír como estornudar y atravesar las nubes de jejenes a
machetazos
Pican
pican los mosquitos, pican con mucho disimulo, unos pican en la cara y otros
pican en el…
Ah las
nostalgias, sí sí, la más maravillosa música en los oídos, primeros contactos con
la expresión popular a través del finado padre.
Visitar
la casita de infancia
Intacta
la camita de quebracho que forjara tanto sueño
Changuito
cañero igual que Palito
El mal de
Parkingson, la playa de estacionamiento de La Forestal visitar, donde contrajo
la enfermedad trabajando de sereno el abuelo materno
Al sereno
Williams, su viejo compañero, alzando la copa por él, recordar.
Cantar escribir
realiza
Pero no
hay manera de querer ser bueno en algo si uno no consagra su vida a eso
Hay
etapas que no vivís. Mientras tus amigos hacen las cosas que cualquier persona
de su edad hace, vos…
La madre
El pueblo
que te vio crecer
Dejás
todo para serlo
Y en una
vuelta, como entonar no podés porque andás meta moco, mientras se aleja el
tren, blandiendo el pañuelo por la ventana, para un estribo posible te anotás en
el balero unos de estos:
Tipos en tu nariz
Cascarudos en la oreja
Ventanuco desparramo
Hace el tren sobre la acera
Cuando pasa y acelera
Tipos en tu nariz
Cascarudos en la oreja
Y en la esquina de mi barrio
Soportando su calvario
La figura de mi vieja
Tipos en tu nariz
Cascarudos en la oreja
Que finito que inestable
Frágil es el equilibrio
Entre la alegriá y la alergia