sábado, 10 de octubre de 2015

Poeta y cantor de Buenos Aires: Tango del mar argentino y otros tangos


La vida es caminar por la calle principal de una ciudad balnearia en invierno.
Te siguen los perros
Se apaga el cigarro
Los postigos de madera se golpean a tu paso
Planea entre la bruma la túnica que el viento le voló a un espectro…
Y de repente, entre lo percudido del vidrio de una rotisería muerta, yerta hasta diciembre declarada en siesta,
tu corazón se detiene.
Refregás tus ojos
Acercás la ñata y lo ves:
Mezcla de verruga y polizón,
un pollo al spiedo.
Uno solo. Solito exhibido, ahí, en ese escaparate dormido
Te mira perdido, como congelado en el tiempo
Estalactitas de grasa penden de su cuerpo…

Y vos, poeta, poeta y cantor de Buenos Aires, vos, montgómery de arena, que sabés de abandonos y desolaciones mejor que nadie, en el único bar que encontrás abierto colgás el peso del abrigo, te aclarás la garganta, tosés un puchito y entonás estos versos:

Un pollo al spiedo
Solo en la vidriera
Alguien que lo gire
Alguien que lo dore
Alguien que lo quiera

Un pollo al spiedo
Él está perdido
Alguien que lo abrigue
Alguien que lo adobe
Al pollo aterido

Los busca
Se han ido
Dónde es que están todos
Un pollo al spiedo
Un pollo al olvido

Los busca
Se han ido
Dónde es que están todos
Un pollo al spiedo
Un pollo al olvidoo


[Aplausos]
[Ovación cerrada]
[Estruendo de aplausos]
[Estruendo: ha caído el perchero]
Se acerca el dueño:
— No se preocupe mi amigo, son solo cinco mil pesos.


2. QUÉ GUITARRA ÉSTA (MILONGA DEL PESIMISMO)

Oh, qué guitarra ésta
oh, qué guitarra ésta
La más dulce
de Floresta…

Entona loa, vitorea arenga muchachada que pasa en chata te saluda
Son del oeste, más que seguro
Él, retribuye:
ligero movimiento descendente de pera, mirada al piso, la mano alzada
Gardel y de pera
Suficiente
— ¡Cómo lo reconocen, epa cantor! agranda los ojos carasucias, el pecho huérfano inflado de admiración Tomasino, niño patero y canillita.
De los cien barrios porteños, ya es el cantor de uno
Puede ir tachando.

Suele acompañar a Tomasino en su reparto
Ni bicicleta tienen
Ni padre ni tutor
Sí un exigente encargado
Por Juan B Justo hasta el fondo meta alpargata lo más probable es que le meten
Hay tiempo para los saludos de reconocimiento al paso desde el caserío y los potreros italianos: “Tomasino, pisa la uva, en un baño de sangre!!”
Hay tiempo para las preguntas
Las cuadras son largas ahí
— Usted, cantor, ¿qué era a mi edad?
— A tu edad yo era chango
— ¿No extraña a su mamita?
— Muchísimo
— ¿Y a su enamorada?
— Tremendamente
— ¿Diría que las mujeres son más graciosas que nosotros?
— Definitivamente
— Cuando ya no se puede hablar, ¿sólo nos queda cantar?
— Exactamente
— Qué se le viene primero, ¿la letra o la música?
— La canción
— ¿En qué momento, cantor, como sociedad dejamos de confiar en la literatura?
— Después de la última dictadura.
— ¿Qué expectativas tiene respecto de para la humanidad un venturoso futuro mejor?
—Ninguna
— ¿Y respecto de las próximas elecciones?
— Tampoco
— ¿Lloverá esta noche, con la fuerza diluviana, lavativa de gangrenas y otras heridas del alma, amanecer gris ocre, como a usted le gusta, mejorando en la mañana?

Soy pesimista
a ese respecto
Y a otros respectos
soy pesimista

Poco potentes
los sonrisones
No interesantes
los buenaondistas

Soy pesimista
a ese respecto
Y a otros respectos…
cuentapropista

—¡¡Bravo cantor, bravísimo bravo!! —apoya Tomasino la pila de diarios para aplaudir orgulloso a su admirado mayor
En eso dobla cerca un colectivo lleno que va al centro, bólido que arremolina para que en la succión un par de ejemplares levanten vuelo y vayan a posarse sobre las aguas del arroyo Maldonado, desatando el estrépito de propios e italianos…
— Tomasinoo, pisa la uva, cuando se entere el encargado!!

[Risas del vecindario]
[Circulo se va cerrando sobre la cara de Tomasino, que se agarra la frente]
[Funde a negro]


3. CANCIÓN DEL NAUFRAGIO

Estaba el cantor ocarino, jilguero en el mecer de aguas del delta panorámico en una tarde de retiro inmobiliario, cuando los vientos contenidos liberados desbocados por la noticia de apertura del mercado cambiario interrumpieron su remanso ambarino, enloqueciendo el control de su balsa, huracanándola río arriba, arremolinando su destino hasta encallarla en un banco de arena a la altura de la Villa del Rosario
Retrocede casilleros, el ocantor.

Si se encalla el cantor
Se encalla la vida

En cayac pasó un rubio intentando escapar de un cardumen de raya.
La humedad comenzaba a desfondar la madera balsa cuando la amigable tripulación de un pesquero galés por fin avistó y rescató al cantor ex-escritor empatizando de inmediato, coronando el camaraderío ya en tierra firme con rondas de canillas de brindis chocantes de jarras de cervezas en una oscura taberna vasca del arrabal portuario.

Cantos de marineros en las pampas
Pam Pam
Cantos de marineros en las pampas de falopioo
Grano siembra trigo silo bolsa para acopio

Dos borrachines parroquianos levantaban temperatura, se embrutecían y se iban a las manos por el control de la rocola
— Poné la trova, poné la trova
— No pongo nada, no pongo nada
— Poné la trova, no seas canuto
— Ahorrate esputo, la trova me la soba
Volaba cachetada que esquivada iba a parar a un tercero
Sopapo y Milanesa
Parecía número de clown.
Afuera los galpones de mercadería aduanera finalmente se abrían y la plebe se amuchaba a cuchichear el espectáculo de importados:
Heladeras
Golosinas
Materiales para prótesis e implantes dentales
Panes de tierra
Ladrillos para la construcción
Perchas de madera
Shampoo para cabellos grasos.

El cantor se acomodó el jopo y aprovechó el tumulto para retirarse.
Los galeses lo acompañaron a la puerta

Goodbye singer
We'll miss your guitar
And we'll miss your fingers

— Adiós guapo -dijo una prostituta, ya que estaba- si no tiene donde pasar la noche conozco una casa de burlesque siguiendo por el empedrado
Él, ligero movimiento descendente de pera a la madama, porque el respeto y la consideración ante todo.

Caminó entre humedades
La luna volvía lácteas las aguas
Quiso ser jilguero, pero como un chicle globo el silbido se le pegoteó en el aire espeso.



4. LA CASITA DE LOS VIEJOS (TANGUITO DEDICADO)

Oh, vamos a volver
A volver, a volver…
Y la crecida de las aguas rivereñas del modelo agropecuario sepultando márgenes desorientó al cantor jangadeiro que de repente se había vuelto para el otro lado.

Vuelvo al nortesur, como se vuelve siempre al amor

En el norte, jeje, no tanto reír como estornudar y atravesar las nubes de jejenes a machetazos
Pican pican los mosquitos, pican con mucho disimulo, unos pican en la cara y otros pican en el…
Ah las nostalgias, sí sí, la más maravillosa música en los oídos, primeros contactos con la expresión popular a través del finado padre.
Visitar la casita de infancia
Intacta la camita de quebracho que forjara tanto sueño
Changuito cañero igual que Palito
El mal de Parkingson, la playa de estacionamiento de La Forestal visitar, donde contrajo la enfermedad trabajando de sereno el abuelo materno
Al sereno Williams, su viejo compañero, alzando la copa por él, recordar.
Cantar escribir realiza
Pero no hay manera de querer ser bueno en algo si uno no consagra su vida a eso
Hay etapas que no vivís. Mientras tus amigos hacen las cosas que cualquier persona de su edad hace, vos…
La madre
El pueblo que te vio crecer
Dejás todo para serlo
Y en una vuelta, como entonar no podés porque andás meta moco, mientras se aleja el tren, blandiendo el pañuelo por la ventana, para un estribo posible te anotás en el balero unos de estos:

Tipos en tu nariz
Cascarudos en la oreja
Ventanuco desparramo
Hace el tren sobre la acera
Cuando pasa y acelera

Tipos en tu nariz
Cascarudos en la oreja
Y en la esquina de mi barrio
Soportando su calvario
La figura de mi vieja

Tipos en tu nariz
Cascarudos en la oreja
Que finito que inestable
Frágil es el equilibrio
Entre la alegriá y la alergia