El hombre, tenso, se mide con la casa nueva. Son dos animales, el
hombre y la casa nueva, que se estudian los movimientos. Si como suele decirse,
una ciudad es un tejido de relatos, entonces podría afirmarse que a uno se le
cambia el narrador cuando se muda de barrio. Narrada ahora desde el sur, lejos
quedan mis viejos corredores de vitalidad. Corredores no son necesariamente las
zonas por las que viviste sino aquellas por las que nunca te cansarías de
andar. Ángel Gallardo-Parque Centenario-Warnes; Santa Fe-Scalabrini
Ortiz-Corrientes-Medrano-Rivadavia... La ciudad pasa a tener otros límites y en
la trama cambian los personajes. Al principio no te hallas y eso asusta. Pero
no hay problema. Es que el cableado grueso del cerebro se salió del carril
habitual y está creando otros surcos, actualizando los rieles, un supermercado
chino nuevo, nuevos hábitos.