“El cuento minimalista tipo carveriano,
la crónica, ahora parece que el perfil. Por alguna razón, los géneros que se
ponen de auge suelen ser aquellos más bien reglables y mediados por un
componente de procedimiento. Por lo general, esos géneros tienen taller. A
diferencia de la novela, que tiene clínica. O del ensayo, que no tiene nada […]
La dolorosa declinación del ensayo en manos de los talleres literarios agrupados
junto a editoriales y oficinas de publicaciones en la zona de la ciudad
recientemente declarada Distrito Literario, prefiguraba los aires de
normalización, ordenamiento y fascismo vecinal que en la aciaga hora se
respiran” (Carta abierta enviada desde el exterior a los suplementos de cultura
de los principales diarios. No publicada).
“Tren, Remington, telégrafo. Onganía,
Levingston, Lanusse.Metrobus, Kevingston, canil” (Santas trinidades. Historia tecnológica
de la sumisión sometida. De la Patagonia rebelde a la cityde nuestros días).